Desde su creación en agosto de 1961, Cáritas Panamá nació como una expresión concreta del amor de la Iglesia hacia los más necesitados, con el propósito de coordinar la asistencia y beneficencia católica en nuestro país. Inspirada en la misión de Jesús, la Pastoral social de Cáritas siempre ha buscado responder con espíritu de servicio y solidaridad a las necesidades humanas más apremiantes.

 

En sus primeros años, la actividad principal fue la distribución de alimentos, un programa que, aunque atendía la urgencia, también despertó en la comunidad un llamado a reflexionar sobre la justicia social y la responsabilidad de todos en el desarrollo integral. Con el tiempo, Cáritas fue transitando hacia una visión más dinámica y transformadora, promoviendo acciones que fortalecen la infraestructura comunitaria, como la construcción de escuelas y acueductos, y apoyando la producción agrícola y la formación en pensamiento social cristiano.


Este camino llevó a Cáritas a entender que la verdadera ayuda va más allá de la asistencia inmediata; implica acompañar a las comunidades en su crecimiento y autonomía, promoviendo la dignidad y los derechos de todas las personas, especialmente de las mujeres, los migrantes y los grupos más vulnerables. La Pastoral social ha asumido así el compromiso de luchar por los derechos humanos, acompañar a los migrantes en su proceso de integración, y responder con prontitud y solidaridad ante emergencias y desastres naturales, siempre con la mirada puesta en la justicia y la esperanza en el Reino de Dios.

Hoy, Cáritas Panamá sigue en camino de fortalecer sus estructuras diocesanas y nacionales, impulsando una Pastoral social que sea reflejo vivo del amor cristiano en acción. Con fe y esperanza, trabaja para que la Iglesia sea siempre signo de justicia, paz y solidaridad en nuestro país, promoviendo un mundo más humano, justo y lleno de la presencia del Señor que nos llama a servir con amor y compromiso.

Nuestro Equipo

VISIÓN

Como Pastoral Social Cáritas queremos ser una institución que opta por los débiles y marginados de la sociedad, con ellos queremos trabajar principalmente, con un corazón compasivo y misericordioso, al estilo de Jesús, en conjunto con los equipos diocesanos. Queremos que, en nuestro país, prevalezcan la paz, la justicia, la libertad, la solidaridad, que todos compartamos los bienes de la Casa Común, la respetemos y la cuidemos.

MISIÓN

Nuestra misión la entendemos como la animación y coordinación de la Pastoral Social- Cáritas a nivel nacional, fundamentados en el Evangelio, procurando dar respuestas integrales a las problemáticas de la pobreza, desde los valores de la dignidad, la justicia y la solidaridad, en armonía con la ecología y el Bien Vivir.

VALORES


La Caridad es el corazón que impulsa cada acción de la Pastoral Social-Cáritas de Panamá. Es más que dar; es amar al otro con misericordia, justicia y compromiso. A partir de esta fuente de inspiración evangélica, promovemos los siguientes valores que deben ser vividos con coherencia y autenticidad por todos los colaboradores y voluntarios:

1. Amor al prójimo.

Actuar siempre con compasión, sensibilidad y entrega hacia las personas más vulnerables, reconociendo en cada rostro el rostro de Cristo.

2. Solidaridad y Justicia.

Sentir y vivir como parte de una comunidad, caminando juntos, acompañando y compartiendo el dolor y las esperanzas de los más necesitados. Trabajar por un mundo equitativo, denunciando las causas de la pobreza y promoviendo condiciones dignas para todos.

3. Sinodalidad.

Vivir y trabajar por una iglesia que camina con su pueblo, que siente con él y lucha por él, que reconoce la igualdad de todos en Jesucristo.

4. Respeto a la dignidad humana.

Reconocer el valor inalienable de toda persona, sin distinción de raza, credo, edad o condición, promoviendo relaciones basadas en el respeto y la inclusión.

5. Responsabilidad y compromiso.

Asumir con seriedad y dedicación la misión de Cáritas, cumpliendo con integridad nuestras tareas y representando con orgullo los principios de la organización.

6. Transparencia y honestidad.

Manejar los recursos con pulcritud, rendir cuentas con claridad y actuar siempre con ética y verdad en nuestras acciones. Vivir la cultura de la salvaguardia.

7. Espíritu de servicio.

Servir con humildad, disponibilidad y alegría, entendiendo que nuestro trabajo es una forma de evangelizar desde la acción concreta.

8. Esperanza activa.

Ser sembradores de esperanza en medio de contextos de dolor, construyendo puentes de reconciliación, fraternidad y nuevas oportunidades.